Ayer, los imperiales entrenaron no más de una hora, hicieron trabajos técnicos y algo de fútbol, desde las 9 de la mañana. Pero se quedaron más de tres horas y media en el Garcilaso.
Los rojos no saben cómo disipar sus problemas. Las relaciones sociales son buenas. Pasaron horas de horas conversando. Al final, se retiraron sobre la una y media de la tarde. Algunos acudieron a la sede del club, otros a sus domicilios.
La molestia era única. “Si hasta el próximo jueves no me pagan, dejaré de venir a entrenar, y ya no me sentiré parte del club. Cualquier cosa que pase es mi responsabilidad”, señaló indignado Mario Gómez.
En las oficinas del club no encontraron a nadie. Como se recuerda, el último miércoles el vicepresidente, Guido Farfán, les dijo que: “Fijamos como plazo para pagarle al plantel el jueves 4 de diciembre”.
Los jugadores darán un último sacrificio de su parte pero la molestia es total. Quieren que les paguen los dos meses de sueldo atrasados y los tres meses de alquiler de departamento que la directiva no canceló a los respectivos dueños de los inmuebles.
A ello hay que sumarle los 500 dólares de premio por cinco partidos ganados. La preocupación es total. De los jugadores y de la dirigencia por querer acabar con el tema.